sábado, 8 de agosto de 2009

¡HIJOS DE BESTEIRO!

images-4Corría el mes de julio de 2007, era sábado por la noche. Nos encontrábamos, tomando una copa en la terraza de un bar de Navezuelas (Cáceres), compañeros de la ARMH, que estaban realizando una exhumación en la zona para rescatar los restos de tres militantes socialistas de Roturas de Cabañas, y de la Federación Estatal de Foros por la Memoria, que estábamos realizando una exhumación para rescatar los restos de un camarada guerrillero y una militante socialista.

Curiosamente en la mesa de al lado se encontraba Tomás Gómez, cuya esposa es de un pueblo de la comarca. La hija del guerrillero se dirigió a Tomás Gómez para explicarle quiénes éramos y lo que estábamos haciendo ese fin de semana en aquellos parajes. Ninguno de los compañeros y compañeras que nos encontrábamos allí vivimos de la política, sino que nuestro compromiso nos lleva a que sea en nuestro tiempo libre cuando podemos realizar muchas de nuestras actividades, en especial las exhumaciones, por lo que pensamos que, al menos, los políticos profesionales deben tener alguna deferencia, alguna palabra de ánimo o como mínimo respecto. Todos esperábamos que Tomás Gómez, elegido recientemente secretario general del PSM, se levantaría a saludarnos y a dirigirnos algunas palabras. Cualquier político de nivel hubiera hecho el “paripé”, pero el “compañero” Tomás, no. No hubo nada de nada. Fue incapaz siquiera de decir “hola”. Quizás era porque arqueólogos de nuestro grupo – que estaban allí como voluntarios- estaban contratados en precario por el propio ayuntamiento de Parla o, tal vez, porque el compromiso político e ideológico de Tomás Gómez no vaya más allá de lo que él considera su jornada laboral como profesional de la política o, porque no había periodistas cerca para que, apropiándose del trabajo que estaban realizando las asociaciones, salir en los medios como adalid de las exhumaciones de fosas, o todo a la vez.


Ser incapaz de saludar a los compañeros que dedican su tiempo libre a rescatar la memoria de compañeros de su propio partido, asesinados por el fascismo, y aparecer en la foto del acto de usurpación que ha supuesto el homenaje a las Trece Rosas, organizado por dirigentes del PSOE y afines una hora antes del que tradicionalmente organiza todos los años el PCM, rodeado de periodistas, nos da la talla de su catadura ética, política e ideológica: sólo se acuerda de la Memoria Histórica, si la prensa está cerca y, además, para más inri, realizando una apropiación y privatización de la misma. ¿No será por qué desde el punto de vista ideológico es otro neoliberal más como la mayor parte de los dirigentes de su partido?


Después de la insana ocurrencia, urdida por algunos meapilas, de legitimar al heredero del inquilino de la Zarzuela solicitando un premio monárquico para un republicano ejemplar; del entusiasta apoyo de otros a una Ley de Memoria que, al no declarar ilegal el bando de guerra de Mola, transforma en terroristas a todos los resistentes antifascistas, siendo por tanto una ley que al final lo que hace es apología del golpismo, por lo que podríamos considerarla una “ley fascista” aprobada en un parlamento democrático. ¡Qué fuerte! Y, ahora, la práctica del reformismo histórico, con manipulación de placas incluida y tergiversación de la Historia por parte de un grupo de dirigentes del PSOE, cuyo nivel ideológico y compromiso con la izquierda es nulo. Estos señores se apropian de la memoria de otros después de haber destruido la propia, derribando, por ejemplo, la plaza de toros de Badajoz para construir un centro comercial en su lugar o, más recientemente, la cárcel de Carabanchel para regocijo de especuladores inmobiliarios. Algunos pensábamos que la izquierda española era hija de la transición, pero con estas cosas que vamos viendo más bien parece que algunos son herederos de los que rindieron la República al Franquismo. Casado y sus secuaces, con ese acto, dieron legitimidad a los golpistas del 18 de julio. Tal vez por eso la mayor parte de los dirigentes socialistas no quieren declarar ilegal un régimen que un importante sector de su partido reconoció de facto en 1939. ¿No será que la Memoria que les interesa es la de la rendición?


Debemos empezar a llamar a las cosas por su nombre porque estamos rodeados de fascistas disfrazados, derrotistas declarados, arribistas sin escrúpulos y rojos domesticados; en definitiva, de casadistas del siglo XXI. Y como aquellos de 1939, no tardará mucho tiempo sin que nos entreguen atados de pies y manos a nuestros enemigos.  Sólo cabe acudir a sus actos, con banderas republicanas y megáfono para llamarles, claramente, “hijos de Besteiro” .


Hay que recordar que, por mucho que el PSOE hable del neoliberalismo como ideología causante de la crisis, es el partido que lo introdujo en España y aún no ha abandonado su tendencia privatizadora y de exaltación del mercado. Mientras Pinochet lo implantaba en Chile a golpe de fusil y Margaret Thatcher hacía lo propio en Gran Bretaña a golpe de porra antidisturbios, Felipe González nos metía de lleno en las políticas económicas neoliberales en España. Zapatero está demostrando que es más de lo mismo, aunque -claro está- lo hace con más talante.
La Junta de Casado entregó encarcelados a miles de antifascistas dispuestos a resistir hasta el final. En Madrid fueron asesinados por los fascistas en las mismas tapias y en la misma época que las Trece Rosas.
Fue Besteiro el más firme colaborador de Casado y el que desde la radio animó al pueblo a recibir a los franquistas como hermanos.