martes, 27 de septiembre de 2005

¡A POR ELLOS!

Nunca pensé que la derrota que habíamos sufrido hubiera sido tan profunda. Cuando hace algunos años, después de leer a Marta Harnecker y a Peter Waiss, decidí involucrarme en la Recuperación de la Memoria Histórica, lo hice pensando que era el mejor camino para recuperar las raíces revolucionarias de la izquierda española, construir movimiento popular, provocar debate e impulsar la existencia de un pensamiento crítico en la sociedad, al mismo tiempo que luchábamos para que se hiciera Justicia. En el movimiento encontré una gran pluralidad, tanto en lo ideológico, como en los objetivos. Siempre pensé que la mayoría de los que estaban implicados en esto lo hacían por razones nobles, incluso aquellos para los que la memoria era sólo rescatar los huesos del familiar desaparecido (aunque no compartiese ideológicamente esta forma de actuar). Pensaba que había que ir más allá, pero eso no significaba que las razones humanitarias fueran algo innoble, sino un equivoco ideológico que no tenía nada que ver con lo que algunos entendíamos que debía ser la memoria. Hoy, sin embargo, me encuentro con que desde que se ha constituido la famosa Comisión Interministerial, el enemigo se ha instalado dentro del movimiento para dividirlo y destruirlo. El debate respecto a ideas se ha transformado  en una auténtica batalla campal, más cercana a un mayo del 37 que a una trinchera antifascista.